Pequeña, medialuna hada. Tu inocencia incansable logra conducirme. Es entonces cuando me vuelvo dibujo garabateado por tus manitos tibias. Y sólo eso, un dibujo plasmado que te mira inaccesiblemente desde el papel, que sufre con toda la libertad de la que disponen los dibujos para hacerlo, y que, asimismo, (vive y) espera en un tiempo infinito.
Pequeña, medialuna duende. Si supieras que sólo aceptándole una cita al conejo tu hechizo puede descansar, te vestirías de azul y recibirías sus flores. Tu oso sabe el secreto, pero él tampoco puede hablar. Eso explica lo trascendente que es su relleno.
Deberías descansar las noches de plenilunio. Supongo que dilatarías tus tareas nocturnas, o que tal vez con suerte maltratarías al oso y como resultante descubrirías la clave.
No hay mucho tiempo, es probable que la pizza llegue pronto y con ella el solsticio de verano. Y luego ya de noche: cuarto creciente y con él, el Duende Infame.
Li, 12 de Octubre (2005)
3 comentarios:
ayyyyyyyyyyy me muerooo!!, que dulce, jiji ya te dije cuando juntes muchas edito un libro grande groso con tus poemas abajo, por cierto el plenilunio del que hablaste me hizo acordar a la cancion de caetano veloso. recuerdos de ypacari, que discaso. bueno li, besos
o sea el libro de Luna con tus poemas abajo, es buena esa
Dale Colo! Me encantaría intentar musicalizar con palabras tus impecables dibujos. Besos.
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