sábado, 24 de mayo de 2008

Duelo invertido

(Retrato del dolor despojado del problema y de la solución)

Hoja en blanco, que fácil sería dejarte virgen. El silencio es más efectivo. Y más doloroso.
Perdí. Ahora me doy cuenta de que soy capaz de percibir dolor. Y que frío, dulce y filoso se vuelve todo. Me hace llorar. El frío es azul y no me cabe la menor duda.
De pronto sé que si no existiera el mundo y sólo fuéramos nosotros dos también sería posible el dolor. Era algo de lo que veníamos librándonos.
Terminé adaptándome al ritual que involucra vernos todos los días, y ahora no soporto unas horas separados. Separados, curiosamente enfrentados.
Hay una distancia flexible entre ambos. Lejos. Me ves chiquita de lo lejos que estamos, un puntito allá. Lejos. Casi parte del paisaje, entre la niebla. Y es inútil que caminemos porque la recta se estira a cada paso mío o tuyo, no importa, probablemente simultáneos. Izquierda, derecha, izquierda, derecha...
Bang Bang.

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